David Fernández Rivera: “Nadie se empeña en entender una flor o un pedazo de hierba, por eso no entiendo demasiado por qué tratan de entender mis poemas cuando tratan de ser lo mismo” - David Fern  ndez Rivera retratoparaweb 300x300 - David Fernández Rivera: “Nadie se empeña en entender una flor o un pedazo de hierba, por eso no entiendo demasiado por qué tratan de entender mis poemas cuando tratan de ser lo mismo”David Fernández Rivera (Vigo, 1986), cumple con “Sáhara” su séptima entrega poética. Se trata de un poemario que el mismo autor reconoce alejado de la razón. Charlamos con él sobre el libro y sobre sus muchas ocupaciones.

 

 

1-     ¿Cuál era tu propósito al escribir “Sáhara”?

 

En mi caso al menos, hablar de propósitos en un libro concreto sería una pregunta muy difícil de contestar. Soy un poeta reivindicativo, muchas veces temático, algunas veces lírico, pero del mismo modo que no elijo qué y cuándo voy a escribir, creo que me costaría mucho definir con exactitud un propósito para cada uno de los ejemplares.

 

Lo que sí está claro es que “Sahara” no deja de ser un paso más en mi camino dentro de la poesía, y no podemos obviar que siempre está la meta de poder aguantar un poco más, es decir, entregar un libro más a esta sociedad que prescinde de la poesía en prácticamente todos sus cometidos.

 

Así que a lo mejor, que no lo sé, el propósito último de este libro sea subjetivamente seguir vivo, y el verdadero, pues el que cada lector quiera darle en el momento que quiera buscar en él tanto o más de lo que yo he hecho  mientras lo escribía.

 

2-     ¿Cómo crees que encaja este libro dentro de tu trayectoria como poeta? ¿Cuánto tiene de continuidad y cuánto de ruptura con lo que habías hecho hasta ahora?

 

Pues encaja en lo que yo definiría como una segunda fase, rozando ya con la tercera de mi poesía, tomando el comienzo como punto de partida. En un primer momento fui un poeta muy lírico e incluso intimista, posteriormente me hice extremadamente social y temático, pero quizás en “Sahara” me he dado cuenta de que no tengo que buscar deliberadamente la crítica o el pretender cultivar en las personas, sería egoísta o vanidoso el pensar que tengo algún tipo de verdad para cambiar en los demás, así que en este libro creo, que si bien no lo he manifestado totalmente, sí me ha acercado a un concepto de poesía en el que me alejo de mí mismo e incluso de mis problemas para prescindir prácticamente de toda la subjetividad de la razón. Y así, escribiré en un lenguaje mucho más puro para mí, y como mi personalidad es crítica y ha aprendido a indignarse como motor para seguir viviendo, intrínsecamente la poesía conseguirá transmitir todo esto junto a otras muchas cosas que seguramente desconozco. Quizás “Sahara” todavía se encuentre muy verde en esto que vengo de comentarte, pero sólo el hecho de que me haya trasladado a este punto, ya es algo que merece la pena.

 

Y con relación a la continuidad, pues toda. No creo en las rupturas, a fin de cuentas, en ellas siempre se encuentra el sustrato de tu verdadera personalidad, pueden cambiar muchas cosas, pero siempre hay algo que te da una identidad propia e inquebrantable. Esta puede evolucionar o no, pero nunca romperse.

 

3-     En “Sáhara” vemos una clara apuesta por el lenguaje. Tú mismo hablas de “liberar las palabras de su intención”. Sin embargo, toda tu trayectoria has dejado claro que tu intención era comunicar, lograr la comunicación total (como tú mismo lo definiste). ¿No temes que ese uso del lenguaje apartado de su significación y su uso habitual dificulte, precisamente, la comunicación?

 

Creo que debemos derribar de una vez ese mito extremadamente social de que el lenguaje hermético y oscuro dificulte la comprensión del poema. Es más, no creo que sea problema del poeta el que una persona trate de acercarse a sus textos desde una perspectiva reduccionista y lógico matemática. En muchos de mis poemas, ese invento humano para intentar comprender nuestra propia visión del mundo y que muchos llaman razón, no existe.

 

El ser humano a la vez que crece, se va rodeando de inhibidores o candados que lo hacen ser inmune hacia todo lo que en su día lo hizo libre y que ahora ve de un modo un tanto extraño o extravagante, y ya me estoy poniendo en la perspectiva que tendría sobre nosotros cualquier otra entidad natural. Y así, el amor, la belleza o la libertad están excesivamente manipulados, quizás por ello muchos traten de entenderlo desde una razón, que ya científicamente se está demostrando que tiene unas aplicaciones muy útiles, pero también excesivamente reducidas…

 

Es más, he probado este tipo de poemas con niños e incluso con personas en estado límite, y siempre, no sólo han aprendido de modo innato a adentrarse en los poemas, sino que a su vez me hicieron las preguntas más inteligentes que recuerdo.

 

Nadie se empeña en entender una flor o un pedazo de hierba, por eso no entiendo demasiado por qué tratan de entender mis poemas cuando tratan de ser lo mismo, es más, creo que denuncian y sufren del mismo modo. Pues las flores son pisoteadas, arrancadas e incluso utilizadas como elementos de decoración… Creo que con la poesía, al menos con la de mi caudal, se hace más de lo mismo.

 

4-     Sabemos de ti que eres también actor y director y que también tocas la guitarra, pero que sobre todo te consideras poeta: ¿Qué te aporta la poesía que no te aporten otras artes?

 

Creo que aquí lo mejor sería decir la verdad más absoluta, y es que yo soy un poeta que ha pretendido transmitir su poesía a través de otros soportes, por ello no creo que haya llegado a experimentar de modo aislado la influencia filtrada de otros canales de creación.

 

Ahora bien, lo que sí puedo decirte, es que no he encontrado un modo de comunicación tan misterioso, y a la vez tan puro como el que se genera entre un lector ávido y activo y un buen poema. Al menos yo no creo que lo haya conseguido con mi música o en las representaciones teatrales. Eso sí, considero que con “Hipnosis”, mi último texto teatral, sí he conseguido expandir la magia de una representación de teatro a través de la lectura, y en ese momento es cuando la libero de todas las barreras físicas de los teatros o de la diversidad de espacios. Eso sí, y como es lógico, me he aprovechado de un camino bidireccional entre lector y papel que ya conocía demasiado bien gracias a la poesía.

 

5-     Finalmente ¿Cuáles han sido tus influencias poéticas a los largos de estos años? ¿Qué lecturas te han marcado?

 

Más que influencias deliberadamente poéticas, yo creo que he tenido influencias humanas, es decir, en algún momento, y quizás sin quererlo, mi poesía llegó a convertirse en una forma de fotografiar la realidad de las personas, animales y plantas, y quién sabe si de aquello que también está presente y no podemos ver.

 

Por ello no siempre me agrada lo que escribo, verdaderamente casi nunca. Del mismo modo que una flor puede describir el agónico alrededor que la circunda mientras yace postrada en un boulevar de la ciudad, yo no puedo dejar de describir aquello que literalmente me mata y que a fin de cuentas no deja de ser un testimonio más que puede aportar o no. Eso sí, considero que la poesía, al menos la que yo escribo junto a otros muchos autores, debería convertirse en el complemento más perfecto de los manuales de historia. Sin lugar a dudas, lo que hacemos es ser historiadores de nuestro tiempo, aunque aquello que describamos haya pasado al olvido para muchos de los que lo viven a diario.

 

Y si quieres que te mencione algún poeta, pues creo que el que más me ha influido, y quizás yo también en él, sea el autor valenciano Ángel Padilla, muy conocido en algunos círculos, pero lógicamente, y como todo genio de la poesía (parece que no aprendemos), maltratado hasta el extremo por aquellas instituciones que se llaman oficiales.

 

Puede que actualmente ni siquiera pueda convivir de un modo natural con el legado distorsionado y mercantilista que nos rodea, puede que muchas veces, y a causa de esto, mi cuerpo diga basta y tenga que cancelar funciones, pero nunca he prescindido ni puedo hacerlo de la necesidad de conversar con alguien que no sólo me entiende, sino que busca llegar más lejos con todo lo que escribimos a diario.


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