DSC00073 Boris Rozas: Todo autor, mayor o menor, necesita de una primera oportunidad de ser oído y escuchado. - DSC00073 300x225 - Boris Rozas: Todo autor, mayor o menor, necesita de una primera oportunidad de ser oído y escuchado.Boris Rozas acaba de publicar con la Editorial Poesía eres tú, su cuarto libro de poesía “Huyendo de este Jardín, me encontré con el viento”, Boris ha recibido anteriormente entre otros premios el Premio Sarmiento de poesía en el año 2007, otorgado por los Grupos Literarios Sarmiento y Juan de Baños.

P.- De nacionalidad Argentina, viniste a España y te estableciste aquí muy joven, nos puedes contar un poco de cómo ha sido tu vida y como ha desembocado en el campo de la literatura.

R.- Como buen estudiante de Letras que he sido, me temo que el gusanillo literario anidaba en mí hace ya muchos, muchos años. De hecho, hace bien poco tuve la gran suerte de encontrar mis primeros poemas a máquina de escribir, en una carpeta tan vieja como la vida, rebosantes de juventud y poco talento. Pero la frescura de esos viejos versos, escritos a los 15 ó 16 años, no deja de ser la huella de unos primeros pasos poéticos. Después de pasarme la carrera haciendo unos pocos pinitos en el mundo del periodismo amateur, fue allá por el año 2001 cuando comencé a escribir algo más en serio, sin excesivas ambiciones –algo fundamental en este mundillo- pero con toneladas de ilusión. Quizás es que esa ilusión nunca la he perdido, y por eso sigo aquí.

P.- En tu poesía se puede ver muchas imágenes relacionadas con la naturaleza, sin duda una de las principales fuentes de la belleza y que ha sido usada por muchos artistas, ya que es la mirada del hombre la que la trasforma en arte. ¿Es importante esa mirada en tu poesía?

R.- El escapismo poético es tan viejo y manido como la vida misma, y sin embargo tan actual y edificante que es capaz de construir versos por sí mismo, sin mayor necesidad o artificio. Experimentar el autoconocimiento a través del viaje espiritual ó físico, la comunión buscada con el entorno natural huyendo de la vorágine urbanita. Es el poeta en estado puro, desatando todo su verso contenido a lo largo del río vital que nos inunda en ocasiones. Parafraseando el título de mi libro, yo también necesité huir de esos jardines, para encontrarme con los vientos de la poesía.

P.- Tu poemario está dedicado a Don Andrés Quintanilla Buey  (Fundador de los Grupos Literarios Sarmiento y Juan de Baños y de la Academia Castellana y Leonesa de la Poesía) con el que mantenías una relación de amistad y que falleció en Julio de 2008. ¿Cómo ha influido D. Andrés en tu bagaje poético?

R.- Todo autor, mayor o menor, necesita de una primera oportunidad de ser oído y escuchado, un punto de apoyo para su pequeño e incipiente mundo poético. Todos buscamos aprender de los buenos, asimilar sus enseñanzas, pero no siempre se tiene la suerte de encontrarse cara a cara con uno de ellos. Andrés Quintanilla era un poeta inmenso y  una persona buena y generosa, que lo dio todo por la poesía y los poetas de Valladolid, trabajando en silencio año tras año. Pionero como pocos, nos ha dejado un legado cultural impagable. Quede como muestra y por muchos años, nuestros queridos Viernes del Sarmiento de Valladolid, punto de encuentro para poetas del mundo entero, referencia cultural y social de nuestra ciudad.

P.- En tu poemario encontramos una preocupación profunda por los temas fundamentales del hombre y una involucración del poeta en esos temas. Quizás eso sea una de las grandes misiones de la poesía, conseguir que el público se identifique  con esos poemas. ¿Es la poesía un cuestionamiento- hacia la humanidad y la narrativa una forma de dar una respuesta?

R.- Esa vertiente profundamente existencial es fácilmente reconocible en todos mis trabajos, acentuada sin duda por el paso de los años y la falta de respuestas. “Huyendo de este jardín, me encontré con el viento” no deja de ser sino la continuación de una búsqueda eterna, eternamente humana. Los poetas elegimos la poesía como medio de expresión para darnos a conocer, no como poetas, sino como personas de carne y hueso, efectivamente ocupados en cuestionamientos tan profundos como comunes a todos. La aceptación de ese hombre plagado de lugares y denominadores comunes es lo que me ocupa. Es, sin duda, la voz de la poesía la que mejor me acompaña en este bosque de cristal.

P.- La poesía es un arte minoritario, sin embargo muchos piensan que es un arte necesario ya que es el arte que más se acerca al hombre. ¿Crees que se producirá algún día ese gran despertar de la poesía?

R.- Mi percepción es que la poesía está muy bien valorada en términos literarios, pero excesivamente lejana aún a la sensibilidad del lector medio, que busca otros mundos más reconocibles y asequibles. Sin embargo, creo que esta tendencia no es inamovible, ni mucho menos; la prueba más palpable es que en España se publica cada vez más poesía, mejor en calidad y en cantidad. Tal vez nuestro hándicap se encuentre en el diferente rasero con el que se mide a la poesía desde los medios de comunicación, donde lo preponderante sigue siendo la narrativa y el best-seller, en detrimento de esa desconocida envuelta en  viejos misticismos. Afortunadamente, este estereotipo se va derribando poco a poco por su propio peso, pues la fuerza del buen verso sigue siendo incontestable.

P.-¿Cuáles son los libros que más te han influido en tu poesía?

R.- Más que de títulos concretos, me gustaría hablarte de nombres. Desde aquel lejano “Life in the Woods” de Thoreau, pasando por Whitman ó Dickinson, Robert Frost, Emerson, Carver, Dylan Thomas, Pushkin, Rilke, Machado, Neruda, el gran León Felipe, Benedetti, Tagore… Podría seguir y seguir durante páginas enteras, pero si tuviera que detenerme en un título, supongo que sería “Hojas de hierba” de Whitman. Grande y mítico, un referente.


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